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EL EXTRAÑO ENCAPUCHADO ENTRA EN ESCENA.

—Rol en solitario nº 1—​

12:23 p.m.
Sábado.
Sala de reuniones del Triunvirato, Castillo Nidhogg Barad en la Isla Menor.

El trió de lideres de la Orden, llevaba reunido mas de una hora. Debatiendo diferentes asuntos de vital importancia. Por allí pasaron ademas algunos Maestres, y un par de Grandes Señores de las Armas Gloriosas. Para tratar asuntos propios de cada uno, y en el caso de los últimos.. Que Bal eligiese un nuevo Arco Inefable, ya que el anterior murió dos semanas atrás, en una peligrosa misión.  Ello fue culpa de que la misma,  fuese llevada a cabo de urgencias. Ya que desde un mes atrás, una extraña figura sin rostro y una capucha negra.. Había rondado el Bosque Boreal. En cada visita, escapó alguna de las grandes bestias. Tales como Beowolf, Fenrirson, Dasstra.. Entre otros seres. E incluso, debilitó y agrietó la gran Cúpula de los Elementos. Cada vez que su presencia entró en el bosque.. Todos los seres, animales inclusive plantas, se alteraron.

 

No era prudente dejar el titulo vacío tanto tiempo. El grupo de infiltración y de exploradores, necesitaba un líder. Alguien experto en no ser visto y/o capaz de eliminar un objetivo sin remordimiento alguno. Cuando creyeron que la reunión había finalizado.. Alguien golpeó la enorme y pesada puerta doble, decorada con el emblema de la Orden. Golpeó para indicar las intenciones de entrar.. O mas bien la necesidad de ello, pues fueron golpes apresurados.

"- Adelante, pasad. -dijo la fuerte voz de Helga, edecán del Jarl sentada a la derecha del mismo-"

La puerta se abrió de forma violenta. Crujió ante el movimiento, cedió a la fuerza que la empujaba. Y alguien ataviado con los ropajes del grupo de vigilancia y salvamento.. Entró corriendo, tanto que casi se cayó al tropezar con sus propios pies. Tanto, que era evidente que le faltaba el aire. Su rostro mostró preocupación, terror.. Y tuvo unos momentos de estupor antes de abrir la boca ante el Triunvirato.

"- Mi... -tomó una bocada de aire para poder hablar- Mi Jarl, ha vuelto. El Extraño Encapuchado.. Ha vuelto. Esta en el Pico de las Cuatro Canciones. -"

— Gunnar.. —la voz del Jarl resonó en toda la sala, rugidora pero con serenidad— Reúne a los Sabios Herederos de inmediato. Que se centren en mantener la Cúpula estable. —se giró para mirar a Helga— Ve a por los dos Grandes Señores que están es las islas. Ellos y tu, protegeréis el castillo y la entrada la Isla Menor.

A al otro lado de la mesa en forma de U, el Jarl Balgruuf dio las ordenes claras y concisas. A pesar de la situación, mantenía la calma. Supo bien como organizar todo, y lo dejo mas que demostrado. Con un porte regio, se alzó sobre el asiento.. Del cual cogió un largo abrigo de piel de huargo azul de las nieves. Cubrió su desnudo torso.. Disponiéndose a marchar de la sala.

"- ¿A donde va, mi Jarl? -preguntó el anciano historiador, con clara preocupación-"

— A terminar todo este tema, e iré solo.

Dijo desde el arco de la puerta, justo antes de salir por la misma y desaparecer del castillo. Ese tema, como Bal lo definió, había durado demasiado según todos. Fuese quien fuese la persona causante, había sido la culpable de casi un centenar de muertes a mano de las diferentes bestias y seres.. Culpable de tres ataques directos al Castillo de Nidhogg Barad.. Fuese quien fuese, iba a pagar un alto precio por sus actos cometidos contra la vida y la Orden.

—CAMBIO DE ESCENA—

12:50 a.m.
Mismo día.
Pico de las Cuatro Canciones, en la Isla Mayor.

Verano, por tanto.. La cumbre rocosa estaba árida y polvorienta. Enormes rocas cubiertas por arena y polvo, que el viento arrastró consigo a su paso. Con su habilidad de teletransporte.. Aunque era a corta distancia, tardó poco en llegar allí. Halló allí, esa desconocida presencia que tantos problemas causó.. En lo mas alto de la montaña.. Sentado sobre una piedra, con la cara cubierta por la sombra que creaba su obsidiana capucha. No vio lo ojos del individuo, pero el rubio lo supo.. Sabía que tenía su mirada clavada en él.. Y de seguro, una enorme sonrisa oculta.

— ¡Es momento de poner fin a tus actos! —gritó con la enorme fuerza, que el polvo a sus pies se removió— Hoy.. Serás llevado ante la Orden de las Dos Bestias. Y te juzgaremos.

Solo existían dos casos en los que Bal, no trataba de usted a alguien.. No lo hacía con los miembros de la Orden, por ser su familia.. Ni con los criminales que han matado o traído muerte con sus acciones. Esta vez, se trataba del segundo caso.. Ergo, aquel delante de sus fieros y grisáceos orbes no mereció el mínimo respeto. Y al parecer, el contrario pensó lo mismo. De su boca no emanó palabra alguna, al menos no para conversar con el rubio o para defender su postura.

"- ᚺᛂᛚᛆ᛫ ᛘᛁ ᛩᚢᛂᚱᛁᛨᛆ ᛘᛆᛨᚱᛂ᛬ ᛞᛆᛘᛂ ᛂᛚ ᚹᚮᛨᛂᚱ ᚹᛆᚱᛆ ᛂᚾᚳᛂᚱᚱᛆᚱ ᛆ ᛘᛁ ᚼᛁᚵᚮ ᛂᚾ ᛏᚢ ᛆᛒᛁᛋᛆᛚ ᚹᚱᛁᛋᛁᚮᚾ -"

Justo cuando terminó de hablar.. Una oscuridad invadió el brillante cielo de medio día. La mas oscura negrura nunca vista por aquella montaña. Una enorme sombra que se cernió rápidamente sobre el Jarl.. Sin darle tiempo a reaccionar. Y.. Desapareció. Su presencia fue engullida por aquella nada absoluta, la cual se esfumó como si nunca hubiese estado allí. Mientras el Extraño Encapuchado, rompió a reír.

EL EXTRAÑO ENCAPUCHADO ENTRA EN ESCENA: DESESPERACIÓN.
— Rol en solitario 1.5—

13:05 p.m.
Miércoles..
Sala de reuniones del Triunvirato, Castillo de Nidhogg Barad en la Isla Menor.

Sentados a la mesa, se encontraban el Gran Maestre de Llaves, Gunnar el Sabio; y en frente la Edecán y Líder Militar, Helga el Mandoble Fugaz. Pavor, pena y preocupación, es lo que sus rostros mostraban. Cuatro días atrás, el Jarl Balgruuf, salió en busca del Extraño Encapuchado que tantos problemas causo a la Orden.. Sin embargo, por primera vez en la eterna y larga vida de este, no regresó de su propia misión. Ambos.. Cansados y derrotados, alargaron el silencio. Helga tenía sus codos apoyados sobre la mesa de oscura madera, y sus sienes agarradas con los dedos. Mientras Gunnar miraba al horizonte a través de la enorme ventana al fondo de la sala. La cual quedaba justo detrás del asiento vacío de Bal.

El triste y silencioso escenario cambió de acto.. Cuando cuatro personas entraron allí. Un hombre de color, alto como una montaña. Mas conocido como Idris, el Escudo Inquebrantable. Una mujer joven y asiática. Sin duda se trataba de Haru, la Espada Justa. Y dos adolescentes de un gran parecido. Adriana, el Fuego Primordial, y junto a ella su hermano mellizo, Adam, el Agua Esencia.. Habiendo presentes dos Grandes Señores de las Armas Gloriosas y dos Sabios Herederos de los Elementos.
 
"- Ya han pasado cuatro días.. -habló el hombre alto, mirando un segundo a todos y cada uno de los presentes- Y no hay rastro del Jarl Balgruuf, ni del Encapuchado. -"

"- Hemos recorrido la Gemelas unas cincuenta veces en los últimos días.. Y nada. -mencionó la chica asiática, con una voz quebrada por la pena de no encontrar a Bal- Tengo miedo de que le haya ocurrido algo. -"

"- ¡No digas estupideces! -replicó alterada la joven adolescente-"

"- Adriana, por favor.. -el otro adolescente interrumpió a su hermana, y le colocó una mano sobre el hombro- Estamos cansados, alterados y asustados todos. Pero la Espada Justa no tiene la culpa. -"

El viejo Gunnar, se levantó de su asiento y caminó hasta que quedo parado entre los cuatro.. Mientras Helga no varió su postura. De cerca, Gunnar pudo ver como las lagrimas convirtieron en cristalinos los ojos de todos. Incluidos los suyos, de los que brotó un par de ellas.

"- Estamos hablando de Bal, del Jarl Balgruuf.. -limpió las lagrimas con sus dedos y trató de levantar el animo- Estará bien, seguro. Sé que todos vimos aquella sombra, pero estará bien. -"

"- Viejo.. -interrumpió Adriana, aun alterada- ¿Qué hay de vuestra conexión emocional? ¿Vosotros dos no deberías ver donde esta y sentir lo mismo que él? -"

Helga, finalmente giró su rostro.. El cual estaba completamente cubierto de lagrimas que dejaban ríos a su paso. Se puso en pie y caminó hasta la salida de la sala. Sin embargo, dijo algo antes de salir del todo de allí. En su diestra, portaba su mandoble, el cual arrastró en la piedra.

"- Nuestro querido Jarl.. -tragó saliva, notándose un nudo en su garganta- No esta en Midgard.. Esa es la única explicación del porqué ni Gunnar ni yo nos podemos conectar a él. -"

Cuando dijo sus palabras, salió de allí.. Con la voluntad quebrada, mas bien hecha añicos. Con una triste figura, que no comprende como le ha podido suceder eso a Bal. Al mismo tiempo dentro de la sala, Gunnar llamó la atención de los cuatro. Lo hizo cuando dijo unas cortas palabras, pero muy precisas.

"- Debemos ponernos en lo peor.. -respiró hondo antes de seguir- Pasamos a estado Nidhogg. Que toda la Orden vuelva a las Gemelas. -"

REVELACIONES
—Rol en solitario 2—

Hora desconocida.
Día desconocido.
En algún lugar.

Oscuridad.. Intensa y asfixiante oscuridad. Lo único que pudo ver los grises ojos de Bal. No sabía cuanto tiempo llevaba allí, de pie y encadenado al suelo. Sin comida, sin agua.. Sin forma de alimentar a Nidhogg, mientras la misma se alimenta de los momentos de debilidad del Jarl. Ni un olor, ni un sonido, ningún sabor para llevar a su boca, nada por ver.. Pero si el tacto de la pesada cadena que apresaba su cuerpo a aquel lugar desconocido. Sin embargo, aun con tantas carencias.. Con la demoníaca dragona rasgando y mordiendo su interior mas que nunca. Y el Gran Rey Blanco, anulado por alguna razón.. Bal no flaqueó ni un segundo. Era como una inamovible montaña, en mitad de esa oscuridad. Impertérrito, con su coraza hecha del propio temple que emanó del interior. Y con la fuerza para tirar y tirar de aquella cadena negra.. Intentando romper los grilletes que pesan como Midgard. Tales esfuerzos, que arrancaron la piel de sus muñecas. Buscó la cordura en el tacto de la sangre, que sabía que estaba brotando, pero no lo halló. Y entonces la misma voz de quien lo arrastró allí, aniquiló el silencio.

"- Esa es la Cadena Abisal.. La cual forjó mi madre para mantenerme encerrado aquí, en Helheim. Deja de intentar romperlas.. -el tono fue amable, extrañamente amable- Porque si yo no pude en mas de 2000 años, tu no podrás ni hacerlas ceder un poco. -"

— La terquedad.. —dio un tirón muy fuerte, que hizo chocar y sonar las cadenas, comprobando que aquel trajo de vuelta el sonido consigo— Es una de mis virtudes, o eso dicen. Muéstrate.

La intensa, apabullante y opresiva oscuridad, se abrió al paso de aquella figura. La de un hombre mayor, con una media melena pajiza-canosa y junto a una barba de similar color que adornaba el rostro. Los ojos azules, con la mirada mas triste jamas contemplada por Bal. Y una sonrisa a medias, arrogante pero seria. El Jarl, no logró ubicar al ajeno. No sabía quien era, ni de quien se traba. Estando seguro de que jamas lo había visto en su larga vida. Por la falta de palabras, el contrario averiguó el desconcierto que sintió.

"- No sabes quien soy.. -soltó una carcajada burlándose del rubio- ¿Acaso no reconoces a tu padre? -"

— ¡¡SI!! —gritó dando otro tirón en dirección al extraño— Reconozco a mi padre, y tu.. No lo eres. Mi padre era un hombre honorable. Quien me enseño a ser quien soy. Quien me enseño que la vida importa, que los demás importan. Fue quien me enseño que si se tiene el poder para ayudar, proteger o cambiar las cosas.. —tiró de nuevo, tratando de dar un paso hacía delante— Hay que usarlo- El mismo gran hombre que me enseñó que por muy fuerte que uno sea.. Nunca es mas que nadie. Un hombre, un rey,un padre.. Llamado Biorn.

Las palabras que Bal pronunció.. Fueron la realidad. No estaban exentas de sinceridad. Pues para él, su padre no era aquel que tenía delante.. Por mucho que las palabras impropias, contasen lo contrario. Buscó provocar al desconocido, pero no logró nada. En cambio, el extraño alargó su sonrisa.

"- Me recuerdas tanto a ella.. -la mirada triste, lo abandonó por unos segundos- Balgruuf, Jarl de la Orden de las Dos Bestias.. Puedes negar cuanto quieras, pero eres la viva imagen de tu padre.. -la mirada se tornó aun mas triste- Y el innegable espíritu tu madre. -"

— Tu no tienes derecho a.. —tiró otra vez de las cadenas junto a un grito desgarrador— mencionar a mi madre. ¡ESCORIA!

"- Estúpido niño.. Nadie tiene mas derecho a hablar de ella, que yo. Pues nadie, la conoce mejor que yo. -"

— Suéltame, y discutamos eso. —

"- No digas estupideces, ya tuviste tu oportunidad en el Pico de las Cuatro Canciones. Y no lograste nada.. -se acercó y le dio un puñetazo en el estomago, logrando que Bal se arrodillase por primera vez- Eres patético. Tanto potencial desperdiciado. No imaginas ni entiendes de lo que eres capaz. -"

Cerró su mano diestra alrededor del cuello de Bal. Valiéndose del agarre, lo levanto del suelo para que volviese  estar de pie. Los dedos, se estrecharon.. Apretando con mayor fuerza.

"- Llevas toda tu vida encargándote de Nidhogg. Preocupado de mantener a esa bestia encerrada dentro de ti.. -hablaba con desprecio a Bal- Te has desvivido por la vida de todos.. Que ni has llegado a desarrollar el 50% de tu poder. Si hubieras alcanzado esa cifra, habrías hecho añicos esta cadena. Piedad, sacrificio.. Bondad. Mierdas humanas que han podrido tu mente. ¿Por qué lo has dado todo por ellos, cuando a la primera de cambio te exiliaron? -"

— Porque.. —respondió atragantándose con las palabras— Lo merecen.. —impactado por la respuesta, el extraño lo soltó— Los Dioses solo miran a los demás, si quieren conseguir algo. Y a los humanos los tratan como fichas desechables. Ahora dime de una vez que quieres de mi, y porqué tanto espectáculo con la Cúpula y el Bosque Boreal.

"- Tu poder, tu caos.. Intente que te descontrolases. Incluso aquí he intentado que por medio de la inanición perdieses el control.. -"

— ¿Por qué? —preguntó alzando la voz— ¿POR QUÉ?

"- Por ella, por tu madre.. Por traerla de nuevo a mi lado. Por liberarla de donde esta. -"

— Imposible.. Mi madre murió cuando me dio a luz.. —la voz del Jarl se quebró, se rompió cayendo de rodillas al suelo— Me lo dijo Odín, la única vez que hablamos.

"- Odín, el Padre de Todos.. -dijo entre pequeñas risas- ¿Tan jodidamente estúpido eres que crees a Odín? Ni Loki cuenta tantas mentiras como él.. Te contaré la verdad, que todos callan. Tu madre y yo, estábamos enamorados. Un amor nacido de mil batallas. De esos combates, naciste tu. Mil combates que empatamos. Donde ninguno, pudo vencer al otro.. Menos en el combate mil uno. Donde tu madre, luchó con la mayor ferocidad jamas vista. ¿Sabes cual fue la diferencia entre el combate mil y el mil uno? Tu. Como cualquier madre, combatió sin parangón para proteger a su hijo. -"

— ¿Proteger de qué? —preguntó con la mirada en el suelo— ¡RESPONDE!

"- De mi, de mi error.. Yo vi en ti el potencial superior al de los Dioses. Vi en ti un arma con la cual ganar la batalla entre Hela, mi madre.. Y Odín. Mientras tu madre, cuando te miraba.. Veía a su hijo. Luego de ganarme, te envió con los humanos a Midgard. Nos encarcelaron a ambos, a mi aquí. A ella.. En Niflheim por toda la eternidad. -"


Colocó las manos debajo de los brazos de Bal, para con ello levantar al rubio por segunda vez. Después le retiró a su hijo, las lagrimas que le caían por el rostro.

"- Esos precioso ojos grises, son los de tu madre. -por primera vez, se mostró mas amable con Bal-  Solo tu, con Nidhogg puedes ir allí donde ella esta y traerla de vuelta. -"

— Baru, Soberano de la Destrucción.. —mencionó el nombre, demostrando conocerlo— ¿Como sé que no me mientes?

"- Porque solo un necio, te contaría una mentira en la cual se coloca en la peor posición posible. La que lo deja en tu contra. -"

Mientras dijo aquello ultimo, desapareció en la solitaria oscuridad. Dejando atrás a su hijo Volviendo a llevarse todos los sentidos, menos los de la cadena que pesa como Midgard.

UNA NANA..
— Rol en solitario 3—

Hora desconocida.
Día desconocido.
Prisión Eterna Abisal en Helheim.

Luego de la indeseada visita de Baru.. Luego de saber que el Padre de Todos, antaño le mintió, que le mintió acerca de la verdad de su madre.. Luego de tanto tiempo allí encerrado, sin una pizca de sustento, alimentando a Nidhogg.. Cambió. No solo físicamente, quedando un deteriorado recipiente, famélico, blanco y sin apenas masa muscular. Cambió eso que le hace ser él. Lo que le hizo convertirse en Jarl. Sus ánimos, su indomable e indoblegable espíritu, estaba comenzando a flaquear. Casi no podía mantener su cuerpo en pie. Aquellas negras cadenas, pesaban mas que la vida.. Pesaban mas que todos los recuerdos de las victimas de Nidhogg, la primera vez que se descontroló. La noche en que casi arrasó con toda su tribu. Precisamente la misma en la que el mayor hombre que jamas haya conocido, pereció. La hora final del Rey Biorn, su padre.. Quien halló muerte a manos de sus propias garras. Una escena que le acompañó cada día de su larga vida, un recuerdo clavado en un lugar donde no puede ser sacado..

  "Un oscuro dragón, golpea el rostro de Balgruuf, un Bal mucho mas joven e inexperto. Su abrasador aliento de llamas negras, lo rodea hasta que consume toda luz y el oxigeno. Siente la falta de aire, se ahoga. Siente el calor abrasando su nórdica y pálida piel.. Grita, grita arrancando su piel a tiras para no sentir las llamas que le abrasan. El dolor lo arrodilla ante Nidhogg, se mofa de él. Se ríe de su debilidad, de su incapacidad para luchar. Se burla mirando su voluntad derrotada. Entre las llamas negras, una voz lo trae de vuelta a la realidad. La voz mas benevolente y grandiosa que hay en toda la tribu.. La del hombre que le acogió, sin pensarlo, quien lo crió como a un hijo de su propia sangre.. Habla, grita su nombre para que se quede con él, para que luche y enseñe a Nidhogg quien gobierna aquel cuerpo. No obstante, todo inútil. Ella ríe de nuevo, le dice que se despida de su querido padre.. De la oscura llama, que ni luz crea, una garra mas grande que una casa destroza al Rey. La tétrica figura alada de la de la dragona demoníaca, consume los pastos.. La vida y la tribu con sus llamas. Los gritos de auxilio, los llantos y el terror, queda en silencio ocultado por las risas de ella. En su cabeza empieza a sonar una voz que le canta una nana, una dulce voz cariñosa que vela por él. No la distingue, no sabe de quien es, pero reconoce que lo quiere. Sus ánimos y fuerzas se restauran, combate y gana.. Para despertar en un pueblo, en un mundo, que le odia y desea su muerte.."

"- Deja de luchar, hijo mío.. Luchas por mantener un Reino que te odia.. -Baru hablaba con asco, con desprecio hacía el rubio- Ellos, los humanos.. Te ven como a un monstruo, siempre serás un monstruo para.. -una fuerte voz, quebrada pero fuerte, lo interrumpió-"

— ¡CÁLLATE! ¿Qué.. qué sabes tu de los humanos? U-un milenio.. recogiendo almas no te hace un experto. No.. no sabes nada de ellos. No has reído, nn.. ni llorado, ni luchado codo con codo, n-ni soñado.. con ellos. No puedes.. —de pronto tosió, lo que cubrió su boca y pecho desnudo de sangre oscura— Juzgarlos, sin vivir con ellos e-es.. una estupidez. Porque son maravillosos.

Baru se acercó unos pasos, los suficientes para levantar la cabeza a Bal.. Quien por propia debilidad, no la puede mantener levantada por si solo. Sus grises ojos, tan brillantes.. Ahora eran blancos por completo, tristes y apagados. Nidhogg había consumido hasta eso. Tampoco sintió las caricias de los ásperos dedos del contrario, en su mejilla. Ese olor a muerte, a tierra mojada y maldad.. Le fue imperceptible. La sangre en su boca, no supo a nada. Solo le quedo escuchar las estupideces de quien dice ser su padre.

"- Mírate, estas en el agónico punto en que te mueres, pero no llegas a morir.. -soltó el rostro de Bal de forma violenta- Sino fuese por la voluntad del Gran Rey Blanco, quien morirá a manos de Nidhogg a este paso.. Ya me habrías dado lo que quiero. -"

— Nunca.. Prefiero vi.. —tosió mas sangre— Vivir así.. durante la eternidad, n-no es nada si evito que esa bestia campe suelta y arrase Midgard.. —el esfuerzo de hablar rápido y seguido, le hizo escupir muchísima mas sangre— H-hay algo que no entiendo, ¿por.. por qué Hela te soltó?

"- Luego del primer milenio aquí.. Me consumí tanto que mi cuerpo desapareció. Aquí anclado, solo se quedo un ser etéreo. Fue cuando le suplique que me liberase.. Pero Hela es vengativa, y no lo hizo. Continuó igual hasta hace unos meses, cuando tras muchas suplicas.. -se rió ligeramente, como si estuviese ido de la cabeza- Apelé a lo que mas quiere. Le prometí que si me soltaba, le daría el trono de Asgard. -"

Una vez mas, en toda su vida.. Bal se arrodilló ante Nidhogg. Devoró toda energía y voluntad. Y cuando una llama negra, tan oscura como la prisión que le rodea, lo envolvió.. En Baru se dibujó la mayor de las sonrisas de victorias. Ya contemplaba el momento en que se descontrolase, y la dragona demoníaca atravesase Midgard hasta Niflheim. Estaba saboreando el reencuentro con ella.. Y entonces, una dulce voz cariñosa que velaba por él.. Empezó a tararear una nana. Que no solo se escuchó en la prisión, sino que incluso Balgruuf la pudo oír.

"- ¿Eyma? -preguntó el captor mirando a toda la oscuridad que les rodeaba, mientras algunas lagrimas brotaron de sus ojos azules-"

— Así que.. —comenzó a reír aun estando débil— Esa nana, esa voz.. Es la de mi madre.. —el tarareo se volvió mas fuerte— Gracias.

Ese "gracias" lo pronunció con una voz renovada.. Como si hubiese hablado la versión de Bal mas fuerte posible. Sintió el calor de su propio aliento.. El sabor de la sangre en su boca.. Olió ese detestable aroma a muerte y tierra mojada. Vio el rostro que mas ganas ha tenido de pisar jamas. Todo su cuerpo, volvió al anterior estado físico. No.. Incluso mejor. Notó una fuerza desconocida creciendo en su interior..

"- ¿Qu.. QUÉ ES ESTO? -gritó Baru, al ver como una luz mas brillante que la de mil estrellas, arrasó con la oscuridad hasta romper las cadenas incluso -"

Balgruuf, se levantó del suelo.. Con la sonrisa que tanto le caracteriza, con ese fulgor en sus grises ojos. Irradió una luz que le abrazaba.. De tal modo que alrededor de su cuerpo se forjó una armadura espiritual de un blanco tostado.. En su espalda, nacieron dos esplendorosas alas de plumaje gris. Su rostro quedo ocultó por un casco igual al que usaba su padre Biorn antaño.

"- No.. NOOOOOOO. -"

— Es hora de que vuelva a casa.. He de planear como salvar a mi madre.

Bal dio algunos pasos hasta Baru, quien atacó a su hijo nada mas invocar a su guadaña ardiente como el corazón de Surt.. Su temida "Berethia, la asesina de estrellas". Pero no sirvió de nada, el filo de la guadaña atravesó a Bal sin tocarlo. Como si Baru no pudiese hacerle daño alguno. Y es que ese estado, esa forma antes desconocida que solo sonaba como un mito entre los salones de Asgard.. Era la autentica forma de un nephilim, un hijo de valquiria y demonio. Bal ni reaccionó, su cálida mirada estaba posada en los azules ojos de Baru. Para justo después, agarrarlo por el cuello.. Donde quemó la huella de sus dedos de forma automática e inconsciente. Casi como si tuviera el poder de erradicar a cualquier demonio.

— ¡Que curioso! Ella ha ganado por segunda vez.. Y sin estar presente.

Lanzó al contraria al oscuro fondo infinito.. Y con un aleteo de sus alas, salió rompiendo la prisión a su paso. De forma magistral, surcó Helheim mientras todas las almas en pena, demonios e incluso Hela, Diosa de la Muerte.. Miraban sorprendidos. Con toda seguridad de poder hacerlo, atravesó el cielo de ese Reino.. El cual quebró cubierto por una luz arco-iris.. Y finalmente, cuando se dio cuenta, estaba frente a la puerta del castillo que el mismo construyó en Midgard.

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